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Recibí un mensaje de un seguidor de esta página dedicada al Arte, las pinturas y la vivencias personales, sinceramente me ha producido una especial emoción el poder constatar que hay muchas personas, al otro lado, que siguen con extrema devoción todas las palabras y comentarios que desde aquí emito, no esperaba tanto, ahora es cuando comprendo de la importancia que tiene el redactar unas cuantas líneas escritas sin pensar en como las recibirán los seguidores, realmente voy a reflexionar sobre lo que escribo y de que forma se pueden entender con claridad, prometo incrementar las anécdotas y las experiencias que vivo en mi camino hacia la muerte, aquel sendero que todos llevamos destinado desde el mismo momento de ser concebidos gracias al amor de nuestros queridos padres.

Para comprender mejor lo que mi amigo el Señor Don Anónimo me quiere comunicar, he pensado que lo más correcto es el copiar y pegar todas sus palabras para luego ejercer mi libre y adecuado parecer en el comentar lo que con tanto apego e interés hacia mi persona me quiere decir, aquí no hay censura ninguna, todo al contrario, ni la hay ni la tiene que haber, el derecho de opinión es sagrado aunque en los tiempos actuales no exista demasiado.

Aquí tenéis el mensaje integro:

Don Ernest, a usted se le puede decir cualquier cosa menos humilde. Cuando no gana primeros premios es porque se trata de certámenes con poco rigor o mal gusto. No quiere incluir selecciones en su currículum pero le dedica una entrada para criticar el juicio del concurso. Dice que aquí en Sitges los artistas ganan cuando en otros certámenes nunca ganarían, eso es una falta de respeto enorme a sus compañeros. En otras entradas también parece exigir el primer premio a toda costa, como si su pintura fuera superior a cualquier otra (Puede repasar lo que escribió sobre el premio de Tastavins o lo que le sucedió en Badalona con el Zurbarán). Tenga un poco de dignidad, ya que según usted se ha ganado un lugar en la historia del arte de los siglos XX y XXI.

Con sublime cariño paso a contestarlo: Ante todo el agradecer el exquisito trato recibido por Don Anónimo, que seguro tiene otro nombre aunque aquí ha utilizado su verdadera personalidad, la de integrante de los muchos Anónimos que pueblan nuestro mundo. Me sigue emocionando que Don Anónimo haya demostrado ser uno de mis seguidores más completos, su profundo seguimiento de todas mis palabras en los muy distintos artículos a los que refiere es una prueba fehaciente de que existen seres humanos verdaderamente interesados o apasionados en mi periplo vital, de nuevo mi sentida gratitud, querido y estimado Don Anónimo, como usted comprenderá no voy a rectificar nada de lo escrito hace tiempo y de lo que ni recordaba, son hechos que ya han pasado hace un tiempo, en algunos casos, algunos años, simplemente tengo opiniones personales, algo que debe ser muy extraño en nuestros días, le voy a decir a usted que podría contar muchas más cosas , muchos más detalles y muchas más circunstancias, no lo hago habitualmente para no cansar a los lectores, cuerpo del que usted forma parte con Cum Laude, todo lo que cuento es como lo he vivido, a menudo medito que debo ser el único artista en ejercicio que quiere comunicar tanto y esto se comprueba que acarrea sus pequeños peligros, no voy a dejar de hacerlo, todo al contrario, usted Don anónimo me ha impulsado para explicarme más y mejor, a partir de ahora nos podremos divertir mucho más todos juntos, sólo me gustaría matizar que cuando participo en algún concurso de pintura no está en mi pensar el exigir ningún premio, sólo el esperarlo con ilusión, pocas veces es así, o quizá son muchas veces, todo depende del lístón que te has propuesto superar, en mi caso acostumbra a ser el máximo, lo demás son mis opiniones a las que nunca renunciaré, y para terminar el asegurarle que mi existencia es absolutamente humilde en verdad, los que me conocen personalmente se lo podrán confirmar, mi modo de vivir no precisa de nada más que de poder seguir pintando, ni ropas, ni casas, ni ostentación alguna, mi camino es el de la absoluta sobriedad, eso sí, opinando libremente de lo que sucede, d lo que veo y de lo que experimento en cada momento, estoy más cercano al Ermitaño o Eremita que a nada más, me comunico alegremente con todo el mundo y lo que más me gusta es el reír, sí el reírme de mí mismo y de los demás también, las actitudes ridículas, las mías, por supuesto también, me producen mucha risa, y el poder reírse es la auténtica salud. Con su permiso Señor Don Anónimo voy a seguir en mi trabajo, el Pintar me llama a voces, pero desde ahora con mucha más felicidad por haber constatado la gran fidelidad que algunos de ustedes, Señores Don Anónimos me profesan. Gracias por su cálida compañía en la breve distancia.

Este artículo está ilustrado con una fotografía en el estar pintando mis obras en Homenaje a mi amigo Olivier Corbot que hace pocos días me ha dejado en la solitud virtual, el no tenía el título de Anónimo, todo al contrario, su alegría y su simpatía tenían nombres y apellidos, y es que no todos podemos ser Anónimos, que le vamos a hacer, en esta vida hay de todo, y para el gusto diverso.