Han pasado tan solo dos años y medio desde que Rosalía debutó con Los Ángeles pero ya podemos decir que la española se encuentra en la tercera etapa de su carrera. De joven promesa del flamenco a figura pop global, lo suyo ha sumado fanáticos y detractores como ninguna otra figura iberoamericana en la última década. Que si está pervirtiendo al flamenco, que si el reggaetón, que si mejor se quedaba en lo de antes, que si es una en un millón, que si se volvió en una más del montón, etcétera.
Todos estos debates suelen obviar lo que la Rosalía del 2019 intenta demostrar: es una entusiasta de la historia del pop moderno. A lo largo de los últimos meses sus canciones nos han llevado a reinterpretaciones de géneros y estéticas de a inicios del nuevo milenio, otorgándonos una visita al reggaetón de vieja escuela y el RnB de las épocas en las que Beyoncé era una joven que aún no se comía al mundo.
Fucking Money Man no cambia de rumbo creativo, si bien carece de la intensidad propia de todo single arrollador termina triunfando como concepto, representando en sus canciones las dos caras de una misma moneda. En Milionària, acompañada del toque tropical y electrónico característico de El Guincho, Rosalía entrega una vivaz rumba catalana (seamos sinceros, quizás lo más cercano que los latinos estuvimos a este género fue El Baile del Gorila en el 2001), el brillo y candor cómico que esta canción otorga sirve de contraposición a Dio$ No$ Libre Del Dinero, una balada trap que en menos de dos minutos le otorga el toque denso necesario en esta historia de ilusión y desencanto donde la billetera tomó el rol de galán. Ambas no serán canciones bombásticas pero sirven como conexión entre la Rosalía de El Mal Querer y la que seguro veremos en su próximo disco, presentando tanto un estudio por distintos géneros musicales como también un hilo narrativo que favorece al todo en vez de sus partes.
Como dato extra, la participación de Los Ganglios en la dirección creativa del videoclip (junto a Pili, hermana de Rosalía) habla bien de la catalana como una artista consciente del medio musical mucho más allá de aquella élite con la que ahora convive. No es difícil notar que el postmodernismo y el DIY de los barceloneses distan muchos de las formas de J Balvin y James Blake.
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