En sus viajes al interior, al dato íntimo, como un buscador de oro en terrenos inciertos Sebastián Carreras ha ido y vuelto, trayendo durante años sus manos llenas de canciones, tesoros que ha cobijado bajo el nombre de Entre Ríos. Aquella banda ha muerto tantas veces y vuelve siempre con otra faz de flor recién abierta.
Este año ha llegado Material, un disco/espejo. Dividido en dos entregas, Material existe únicamente en formato físico (un vinilo precioso) mientras Material2 circula libre vía streaming. Luego, cada mitad se abre a su doble: por un lado, cuatro canciones de una sencillez inusitada, la voz y un pequeño ensamble de cuerdas y piano, del otro, las mismas canciones en versión electrónica.
Esta nueva austeridad en el sonido se explica en una palabra, el Lied. Carreras ha querido reunir sofisticación y tradición visitando esta antigua estructura musical donde una forma vocal monofónica (o sea una sola voz) es acompañada de pocos instrumentos para interpretar un poema.
Así, las canciones de Material arden en una levedad purificada, la voz de Sol Fernández reluce y declama letras escuetas, poemas esqueléticos que nos recuerdan los pasajes más breves de Idea Vilariño, Alberto Caeiro o Jorge Luis Borges. En el sonido brillan fragilidad y vacío, nos adentramos en su depuración y experimentamos la propia ligereza.
Con un impulso fotográfico Temprana fija una escena: es otoño y las hojas caídas no son más que hojas secas pero la mente se empeña en hacer de ellas una metáfora de la pérdida, la desilusión.
"Aunque es de noche, la mañana ya está aquí. Ahora está claro: hay un día nuevo al fin. Aunque me pongas el futuro frente a mí, es el pasado el que no se quiere ir", este Aunque se extiende como un lamento, una disculpa, viaja como carta tardía.
Lo intento es por su parte un monólogo invernal, una conversación rota que se resigna ante el silencio.
Tímidamente, la esperanza se manifiesta también en este disco, es la primavera. En Las causas de Jorge Luis Borges asistimos a la épica descripción de los acontecimientos que encadenados han propiciado el encuentro de dos almas: "Los pasos del errante laberinto, las sombras de las cruces en la tierra, el arabesco del caleidoscopio, cada remordimiento y lágrima, precisamos todas esas cosas para que nuestras manos se encontraran".
Y en su punto más alto, el amor brilla, como en los poemas de Rumi el agua es transparente, un espejo frente a otro, el Reflejo de Dios.
Oímos de nuevo las canciones de Material y agradecemos el eterno retorno, el disco que gira y gira, la Tierra que gira y gira, sabemos del sol que muere y la belleza de la noche que llega, agradecemos las estaciones y sabemos que las rosas que no florecen en esta primavera florecerán en la otra primavera y si acaso no florecieran en la otra primavera, florecerá en la otra primavera.
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