29/03/18 - Tradicionalmente la dote de una mujer beduina es ofrecida en forma de anillos y pulseras de plata. Y ella no deberá conservarlas. Las piezas de la dote se funden y van a remate (sólo los amuletos de la buena suerte pueden conservarse del conjunto negociado). Algunas de las piezas que todavía conservan hoy las mujeres pasaron por este ciclo repetido infinitas veces y hasta hoy pueden contener aún trazas de plata provenientes de las minas del Rey Salomón. Se dice también que los motivos de la joyería beduina se han mantenido, con muy pocas modificaciones, por alrededor de 6.000 años.
A través de todo este proceso de adquisición, forjado de las joyas, fundido, intercambio y refundido se crea un ciclo muy semejante al ciclo de la vida en la naturaleza. Los árboles cambian las hojas de temporada en temporada. Una hoja que hoy se mantiene adherida a la rama, pronto caerá y allí aparecerá una nueva.
Zuleika Penniman, de origen libanés y norteamericano, exhibe en el centro Tashkeel de Dubai una pieza que consta de una rama de árbol con hojas de plata. Cada una de las hojas está identificada con la procedencia del metal utilizado.
AG950-2K, de Zuleika Penniman, (2018)
Material: plata y cobre / Medidas: 80 x 30 x 170 cm
Penniman explora en este trabajo el ciclo de la vida, comparando a la naturaleza con un hecho cultural que le es afín, por el cual se debe dejar de existir para volver a renacer como algo nuevo. Es la dualidad que persigue nuestra existencia y que está perfectamente representada tanto en las hojas del árbol, como en las joyas de las beduinas: Continuidad y trascendencia.