“Perreo & Cocteau Twins” y “Brooklyn vía San Juan”, son enunciados que la banda Balún ha elegido para resumir su biografía, y no podrían ser más acertados. Por un lado, con humor definen la aleación que durante años han perfeccionado como esmerados alquimistas: un sonido capaz de hermanar el pop ensoñador con el eco de la ya-no-tan-nueva-ola de música latina, esa que a todos, aunque fuese a regañadientes, nos ha hecho bailar hasta abajo.
Así resumen también su condición geográfica: cuatro músicos puertorriqueños se encontraron en Nueva York para combinar sus talentos y compartir una ambición musical que tras años de búsqueda ha decantado en un álbum perfecto, su Prisma Tropical (2018). Gracias a Balún hemos entendido el significado de la palabra diáspora. Las vidas que han llevado lejos de sus raíces y cercanos a tantos otros estímulos, habitantes ahora de la capital del mundo, han sido las condiciones perfectas para que floreciera en ellos un nuevo sonido. Tuvieron la oportunidad de revisar los ritmos tropicales que animaron sus infancias, las melodías folclóricas que anudaron sus lazos de familia y una búsqueda adulta en la música sofisticada, electrónica, esa sed que colmarían en otro paisaje.
Y el prisma: un cuerpo geométrico de cristal, usado para reflejar o descomponer la luz. Otra lección aprendida al visitar no el diccionario, sino esta colección de canciones que quiebra y enfrenta sonidos aparentemente antagónicos, experimentamos todo el tiempo las dualidades entre la música electrónica y la orgánica, instrumentos folclóricos que se distorsionan (habría que ver a la mismísima Angélica Negrón convirtiendo el sonido de un acordeón en impulsos eléctricos), la selva y la ciudad, la máquina y el alma.
Un puñado de himnos bailables y otros delicados interludios suman las dieciséis canciones del álbum. Vaivén nos saluda en su paisaje, un lejano canto de aves y dulces cuerdas entre las que empieza a filtrarse una tormenta. Muy pronto nos topamos con canciones conocidas: La nueva ciudad, que fue para nosotros una de las mejores canciones del 2016 y hoy continúa estremeciéndonos, su melodía aterciopelada que se enrevesa para hacernos bailar reggaetón.
Por supuesto, Años atrás también aparece en el disco. Es esta la canción que probablemente señaló el nuevo camino a Balún, data de 2014 y fue la primera en abrazar con fuerza el ritmo tropical. “Trozos de un avión / que se desintegró años atrás / en otro lugar / Fuerte resplandor / playas de papel / la saturación / del prisma tropical”, su nueva versión nos ofrece aún más ornamentos pero conserva esa melodía distorsionadísima que cuatro años atrás supo volarnos la mente, a partir del minuto 2:00 nos enfrentamos a un caleidoscopio, somos felizmente aturdidos por lo que parece el sonido deteriorado de un videojuego, el esqueleto de una champeta, las cuerdas de un bolero y una canción pop violentamente remixada. Todo al mismo tiempo.
Sin dejar la nostalgia al rememorar Memoria textil (2010), un disco de los viejos Balún, Entretela es una nuevísima y fresca canción que en efecto se extiende como un fino tapiz en el que el sonido electrónico registra sus patrones geométricos mientras la voz y los detalles más orgánicos cosen las curvas en delicada artesanía. Y como en los tejidos, y las canciones, de Violeta Parra, en este bordado adivinamos también una conciencia política: “Los desaparecidos hacen falta hoy y no ayer / Sus manos hacen falta en la fábrica para coser”.
Más juguetona, Ultravioleta tiene los visos de un acordeón y una contundente percusión que contrasta con la letra ingenua, como de ronda infantil, “Eres una criatura extraña / sueles nadar / y transformar lo que está”, en ella colabora el músico puertorriqueño Henry Cole. A la fiesta que es Prisma Tropical se une también la sección instrumental de Antibalas, una importante banda de afrobeat que aporta el brillo de los bronces en Pulsos, futurista y sudoroso pasaje instrumental.
El Espanto nos sirve de divertido ritual: aquí bailamos para sacudirnos la mala suerte, como un baño en plantas aromáticas, ruda y canela, para espantar al mal de ojo, un guiño a tantas creencias latinoamericanas. Y en Teletransporte nos visitan los insectos, un enjambre de ellos, que en su zumbido electrónico nos recuerdan a la Björk de Homogenic.
Cercanos al final, nuestro prisma halla un requiebro más, La casi partida nos sabe a un R&B que poco a poco se oscurece hasta el último haz de luz: Reflejo, una melodía sosegada en la que Balún nos da la despedida. En este sueño nos vemos distintos, reconocemos el comienzo de algo bello, su Prisma Tropical hará eco en la música venidera y como los mismos Cocteau Twins, que este año fueron nombrados número uno del dream pop para Pitchfork, nuestros Balún llegarán a ocupar importantes puestos en los altares musicales, para nosotros al menos, son ya imprescindibles.