Transurrealismo...

30/09/19 - Mariette Lydis nació en Viena en 1887 como Marietta Ronsperger, el apellido Lydis es herencia de su primer matrimonio. Transcurrió su vida por diferentes países hasta que, amenazada por la guerra, se refugió en Argentina. Por aquí retrató a toda la sociedad burguesa del momento. Su arte está apegado al retrato, con rostros melancólicos y, en algunas obras, asoma un particular surrealismo, bastante apartado de los discursos más ortodoxos. Quizás por eso la muestra del Museo Sívori (un espacio que la artista admiraba particularmente) describe las obras como transiciones sobre lo surreal. El título de la muestra ("Transicionar lo surreal") no se verifica en la exposición: solo en algunas pinturas hay vestigios del surrealismo. Lo exhibido es un abanico de obras que la artista nos dejó en esta ciudad.
Jeune femme aux aiseaux, de Mariette Lydis (1938)
Jeune femme aux aiseaux, de Mariette Lydis (1938) - Negativo
Silence, de Mariette Lydis (1942)
En la primera sala se exhibe una serie de placas fotográficas pertenecientes al archivo personal de la artista: la mayoría son rostros femeninos casi infantiles, con varios detalles de sombreros y flores enmarcando los retratos.
Historia de una silla, de Mariette Lydis (1967)
Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 55 cm x 46 cm
James Dean y las pesadillas, de Mariette Lydis (1959)
Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 85 cm x 71,5 cm
Engranajes detenidos, de Mariette Lydis (1958)
Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 44.1 cm x 33.3 cm
El ojo del universo, de Mariette Lydis (1967)
Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 55 cm x 46 cm
Una de las paredes de la sala tiene montadas varias obras que revelan este cuasi surrealismo de Lydis: una sucesión se objetos sin control de la razón, más allá de cualquier consideración estética académica. Estos objetos perdieron su definición o su identidad natural para convertirse en algo nuevo, cargado de poesía. Un pescado, un monedero, un libro abierto, un telón y una puerta que abre el cuadro en si mismo: tal como una realidad de apariencia incompatible. Es lo irracional que pretende irrumpir en nuestro plano real. La atmósfera que intenta reflejar Lydis está cargada de tensión, como la silla que sostiene unas manos sobre la hierba crecida y altera nuestro cómodo espacio como espectadores.

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