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Costantini, hay apariciones, que pugnan por salir, y que cada espectador encontrará de acuerdo a su propia mirada.
Las figuras fantasmáticas emergen: una mujer acariciando a su dragón interno, aves incendiadas que vuelan y dejan su estela en la esfera celeste, paredes de cuevas con mensajes cifrados de alguna tribu antigua, seres humanos sentados en torno de alguna fogata, un sol inmenso iluminando campos de trigo, una ventana de hierro con círculos y cuerdas que permiten ver a través de ella. Las imágenes, que evoca la obra de Costantini, son múltiples, pero todas comparten la intensidad de lo que no se ve a primera vista, sino que sólo surge a partir de una “revelación”. La obra de Costantini tiene la potencia de la “revelación”: en sus pliegues y recovecos, se hacen visibles imagénes latentes que se manifiestan e impactan ante los ojos del alma.
Las figuras fantasmáticas emergen: una mujer acariciando a su dragón interno, aves incendiadas que vuelan y dejan su estela en la esfera celeste, paredes de cuevas con mensajes cifrados de alguna tribu antigua, seres humanos sentados en torno de alguna fogata, un sol inmenso iluminando campos de trigo, una ventana de hierro con círculos y cuerdas que permiten ver a través de ella. Las imágenes, que evoca la obra de Costantini, son múltiples, pero todas comparten la intensidad de lo que no se ve a primera vista, sino que sólo surge a partir de una “revelación”. La obra de Costantini tiene la potencia de la “revelación”: en sus pliegues y recovecos, se hacen visibles imagénes latentes que se manifiestan e impactan ante los ojos del alma.
Romina Nuñez, se suma a trabajar con Costantini, ya en su exposición anterior, Viajes Interiores, que tuvo lugar en el 2015 en el espacio de arte, Focal Point. Ella aporta su poética a través de la danza, en una intervención directa a la obra pictórica. De este modo, la imagen pictórica dialoga con la belleza del movimiento impartido por la bailarina.
Federico Bassini, se acopla al proyecto de Costantini, a partir, de la similitud y diferencia de su obra. Inclinado más hacia los blancos y negros, sus cuadros, se encuentran en consonancia con los de Costantini, en potencia y despliegue emotivo.
Palabras del curador Julio Sapollnik sobre los artistas:
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Cada nueva exposición de Claudia Costantini reafirma el lugar que ocupa dentro de las expresiones plásticas argentinas. Claudia pinta narrando un viaje personal, que se hace visible por medio de la creación de símbolos exacerbados por el color. Propone, con plena vigencia, un sentimiento de encuentro con el otro, buscando desde una mirada limpia y despojada una vibrante emoción universal.
Claudia cuando expone presenta siempre nuevas series. Reafirma así un compromiso de búsqueda con lo que permanece; un tiempo visceral único, solo posible de hacerlo emerger cuando se vive el arte con intensidad.
En una serie anterior: “Fusión”, buscó la máxima expresión al partir de la aplicación de elementos geométricos. Creaba así un laberinto visual, enigmático y atrayente que al contemplarlo, destacaba una conexión energética.
En otra serie que denominó Dharmica, exaltó la mente del artista conectada a la creatividad, destacando en la superficie de la obra la elegancia del trazo y la exaltación de texturas.
Hoy en “Lo que los ojos no ven”, Claudia alcanza la máxima expresión. A través de la aplicación del claroscuro el cuadro se puebla de emociones tanto de momentos dramáticos como de instantes de satisfacción. Conviven así en la tela diversas instancias que se dan también en la vida. Aparecen zonas oscuras que remiten por su profundidad a momentos propios, duros, pero también, deja al descubierto zonas luminosas y coloridas que confirman una superación personal. Como un navegante que atraviesa la tormenta encuentra momentos de calma. El cuadro terminado arriba a esa orilla que parecía lejana. La imagen pasa a ser así la superación de diferentes momentos que acontecen y su contemplación, nos remite desde la dimensión estética a un instante de vida vital, sutil.
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Federico Bassini trabaja la obra de arte desde una manera muy particular, como lo hace en su vida. Así como aprendió a luchar contra la adversidad, busca provocar desde la mancha el encuentro espontáneo con la imagen. La superficie del cuadro se carga de materia y allí separa lo intrascendente para elegir lo necesario. El cuadro sorprende por la aparición fortuita de la luz o la fuerte presencia de la oscuridad. La imagen no nació de la paz, surgió de la guerra. Se dan así dos situaciones opuestas que elevan su dimensión estética: contemplar esa pesadumbre tenebrosa que atrae por su enigma, o alcanzar en toda su dimensión el rayo de luz que lleva a la esperanza.
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Romina Nuñez es Licenciada en Composición Coreográfica - mención danza, (UNA). Bailarina y Performer. Parte de la improvisación y la experimentación para encontrar un modo propio de expresión nacido desde un lenguaje creativo. En él se integran los pasos reconocibles de la danza clásica y la danza moderna.
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Sobre Julio Sapollnik
Lic. en Historia de las Artes, Master en Cultura Argentina, Becado por Fulbright Comission y por International Council of The Museum of Modern Art, New York. Jurado en importantes premios. Fue Director del Palais de Glace y Curador de Exposiciones Especiales en la Biblioteca Nacional. Colabora con la revista “Arte al Límite” de Chile. Conduce el programa “Cultura al Día” por Radio Palermo FM 94.7
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