La tercera instalación del dúo mexicano Sundarbans es el despegue cósmico que esperábamos después de cautivarnos con sus anteriores sencillos.
Esta vez quien comanda el viaje sonoro es Sergio Silva (Silva de alegría) quien a fuerza de distorsiones vocales se escucha como la grabación de un astronauta a su amad@, un vocoder que nos recuerda los buenos tiempos de La Casa azul, o a los siempre geniales Hidrogenesse.
Esta vez quien comanda el viaje sonoro es Sergio Silva (Silva de alegría) quien a fuerza de distorsiones vocales se escucha como la grabación de un astronauta a su amad@, un vocoder que nos recuerda los buenos tiempos de La Casa azul, o a los siempre geniales Hidrogenesse.
Así las cosas, se ha hecho visible el hilo conductor de las composiciones de este dúo. Como constructores de melodías evocadoras, sus canciones nos embarcan en viajes temporales y espaciales, llegando a este tercer encuentro donde la melodía decididamente uptempo nos lleva en un paseo rítmico estable y futurista.
Es inevitable hacernos imágenes cristalinas oyendo esta composición de sintetizadores, ahora los músicos son capitanes de una nave espacial presionando los botones adecuados para mantener la trayectoria. Un conjuro musical que da lugar a una melancolía jovial, una bella carta de amor que resulta ser también un viaje espacial inigualable y una melodía para la posteridad, todo en uno.
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