presenta
Si para darme tu corazón esperas ser un ángel, nunca llegarás a amarme. Aún cuando caigas de nuevo muchas veces en esas faltas que quisieras no cometer jamás y seas un cobarde para practicar la virtud, no te consiento que me dejes de amar.
Ámame tal como eres. Ámame en todo momento, cualquiera que sea la situación en que te encuentras, de fervor o sequedad, de fidelidad o traición. Ámame tal como eres. Quiero el amor de tu corazón indigente. Si esperas a ser perfecto para amarme, nunca me amarás.
¿Para qué necesito yo tu ciencia o tus talentos? No te pido virtudes. Y aún cuando yo te las diera eres tan débil que siempre se mezclaría en ellas el amor. Pero no te preocupes por eso. Preocúpate sólo de llenar con tu amor el momento presente.
Hoy me tienes a la puerta de tu corazón, como mendigo, a mí que soy el Señor de los señores. Llamo a tu puerta y espero, apresúrate a abrirme. No alegues tu miseria. Si conocieras plenamente la dimensión de tu indigencia morirías de dolor. Una sola cosa podría herirme el corazón: ver que dudas y que te falta confianza.
Quiero que pienses en mí todas las horas del día y de la noche. No quiero que realices ni siquiera la acción más insignificante por un motivo que no sea el amor. Cuando te toque sufrir, yo te daré fuerzas. Tú me diste amor a mí, yo te haré amar más de lo que hayas podido soñar.
Pero recuerda esto: ¡Ámame tal como eres!